Mi San Valentín seriéfilo

Mi San Valentín seriéfilo

Día de San Valentín, y otro año más lo enfrento sin pareja, pero como imaginación es algo que no me falta hoy voy a soñar con una celebración de lo más seriéfila. ¿Me acompañas?

Para ser un Día de San Valentín perfecto la tarde empezaría con una animada charla alrededor de unos cafés con los amigos en los confortables sofás de la cafetería del barrio, conversando sobre nuestros planes a llevar a cabo al final, muy al final, de la noche.

Tras horas preparándome e intentando decidir qué ponerme, llegaría la noche.

Mi cita comenzaría con mi pareja esperándome en la calle, en una imponente limusina conducida por un divertido y rechoncho chófer, a quien, no me pregunteis porqué, le acompaña una mujer con un abrigo de leopardo que le hace parecer una fulana.

Esta limusina nos llevaría hasta un restaurante italiano, donde sería la cena. En el que por supuesto habría una trompeta azul que mi pareja posteriormente robaría para mi en un gesto precioso que ayudaría en una reconciliación, pero bueno este es otro asunto.

Continuaríamos la velada con un paseo en coche de caballos por la ciudad, cercionándonos antes de que ninguna de nuestras amigas pudiera salir de cuentas en tal señalada ocasión.

El carruaje nos dejaría en un bar de actuaciones en directo donde suele estar una gran cantante al piano, esperando que un grupo de abogados de un bufete de los alrededores se pase por allí y nos anime el cóctel que tan a gusto nos estamos tomando con alguna de sus locuras.

Antes de volver a casa para poner el broche de oro al día (guiño, guiño) nos pasaríamos para ir calentando el ambiente por un club de reciente inauguración donde se pasean sensuales conejitas. Lamentablemente nos toparíamos con él cerrado, ante lo cual nos desplazaríamos al Victrola a tomar la última.

Ya volviendo a casa, sería un alegre taxista, Ranjit, el que nos llevara presto a nuestro destino.

¿Cómo sería vuestro San Valentín seriéfilo?