14 ene 2012

Black Mirror: Esclavos de la tecnología

Mientras que en España tenemos miniseries acerca de la vida de las diversas folclóricas, de protagonistas del corazón o de figuras más o menos polémicas o importantes de nuestro pasado, en el extranjero se dejan de tonterías y nos ofrecen interesantísimas historias, atractivas, originales y novedosas. Efectivamente, estoy pensando en la inglesa Black Mirror, uno de las sorpresas de estas navidades.
Más allá de si buscaba polemizar, de si peca de hipócrita o de efectista, me quedo con la frescura de sus historias, con el entretenimiento que me han proporcionado y con la originalidad que destila en cada uno de sus tres episodios.

Me cuesta quedarme con uno de los capítulos, porque tanto el primero como el tercero me han encantado, pero si tuviera que elegir escogería el primero por lo atractivo y arriesgado de su propuesta. Qué quereis que os diga, tras verlo no he podido evitar pensar en el secuestro de Doña Letizia y en el señor Rajoy siendo forzado a acostarse con un cerdo en televisión (vale, reconozco que más que un cerdo he pensado en un tio, para así ver como en realidad el presidente no lo pasaba mal... :p). Este primero ha sido sin duda el más polémico, pero ha servido para llamar la atención, despertar nuestra curiosidad y picarnos para continuar con los dos restantes. Como tal ha funcionado, pero también como relato que nos ha hecho pensar, aunque solo sea un poco, acerca de la importancia de las redes sociales y los grupos de opinión.

El segundo episodio ha sido en el que más han invertido en los personajes, creado una historia (de amor) que evoluciona y crece de principio a fin. En este la crítica se centra más en los talent show, en el éxito y la fama como fin, pero sin descuidar tampoco la crítica hacia la tecnología que impregna todo Black Mirror, o la facilidad que tenemos de vendernos a la industria. En esta también es innegable que no he podido dejar de pensar en la Caja 4D del Deluxe, aunque sin duda aqui van muuucho más allá.
Placer añadido descubrir la hermosa voz de Lady Sybil (Downton Abbey).

Que en el segundo haya sido donde más han invertido en crear una historia, no quita que en el tercero no hayan construído una, ya que de hecho han llevado al límite a una pareja, fruto de las mentiras sobre la que estaba construída por parte de ella, de forma sensacional, involucrándonos desde el minuto uno. La tecnología aqui jugó un papel todavía más importante con los implantes que permitían almacenar y revisar todos los recuerdos, abriendo interesantes debates sobre las ventajas e inconvenientes de un invento como este.
Este asunto probablemente podría dar para mucho más que para un solo capítulo, ya que contaba con interesantes elementos como los implantes de recuerdos, el robo y mercado negro de los chips o la posibilidad de quitarlo voluntariamente, pero lamentablemente me temo que se quedará ahí.

Black Mirror nos ha ofrecido tres capítulos muy interesantes, que no solo han conseguido entretenernos sobremanera, sino que ha logrado también hacernos reflexionar mediante historias tremendamente originales el papel que juega la tecnología en nuestras vidas. Todo un acierto de primera temporada que veremos si es capaz de mantener en su segundo año, ya que parece que ha sido renovada a pesar del deterioro sufrido en su audiencia en su corta vida.

2 comentarios:

satrian dijo...

Quitando que sea efectista o no, desde luego invita a la reflexión.

14 de enero de 2012, 16:08
Fon dijo...

Bueno, bueno, nuestras miniseries en cuanto a calidad, poco, pero son eventos twitteros que no hay que perderse!! xD

Estoy contigo, el primero y el tercero son los mejores capítulos (el prota del segundo me sacó de quicio). El primero es el más llamativo y el más polémico.

9 de febrero de 2012, 23:34